Como era de esperarse, el saliente presidente del Senado, Efraín Cepeda, pronunció un duro discurso contra el presidente Gustavo Petro, durante la instalación de la nueva legislatura. Punzante y franco, dejó varias reflexiones sobre la democracia y el peligro del “absolutismo”.
Al hacer un balance de su periodo al frente del Congreso, enfatizó en los retos que se vivieron, especialmente en la defensa de la separación de poderes para recordar que el Congreso no es una institución decorativa.
“Este año legislativo nos enfrentó al desafío de proteger esa libertad de pensamiento, defendimos la autonomía del Congreso frente a una cultura política, que a veces confunde disenso con la traición, el control con la obstrucción”, dijo el senador.
Y señaló que en ese recinto conviven ideas y visiones contrarias. “La democracia no se nutre del aplauso humano”, aseguró. Y añadió que debatir no es un “acto hostil” y que “cuestionar no es sabotear”, enviando un dardo claro al jefe de Estado.
Y hubo más: afirmó que “ningún poder democrático puede pretender convertirse en conciencia moral única” y habló de un “mesianismo político”, que según él, “siempre termina debilitando la democracia”.
Aseveró que sin separación de poderes no hay República. “Hemos escuchado discursos que no buscan persuadir, sino destruir”, expresó en medio de sonoros aplausos de apoyo de otros congresistas.
También, hizo un llamado a la ciudadanía para que no se deje seducir por lo que llamó el discurso del desprecio por el Congreso, por las Cortes y por los medios de comunicación.
“La democracia no se impone, se construye y se construye con paciencia, con debate, con pluralidad, con aceptación de los límites, no hay democracia sin frustraciones, pero tampoco hay libertad sin límites”, afirmó.
Insistió en que la democracia no es el gobierno de una parte del pueblo contra otra, y que al pretender imponer unas ideas, puede convertirse en absolutismo, “no importa si se visten de izquierda o de derecha”.