Conmovido hasta las lágrimas, el papa León XIV dejó ver su lado más humano en su primera aparición pública como sumo pontífice de la Iglesia católica.
Al levantar la mirada hacia la multitud de la Plaza de San Pedro, dimensionó la magnitud de la misión que Dios y los hombres le acababan de encomendar, escrutó la impresionante imagen que tenía ente sus ojos y lloró, como el ser humano que es. En medio de las lágrimas, dejó entrever una sonrisa, que transmitía esperanza y paz.
Era una escena memorable, con una mezcla perfecta de solemnidad, divinidad y realismo. El sol a espaldas de la Basílica de San Pedro, parecía estar cumpliendo una cita para hacer aún más magnánimo este momento, mientras las gaviotas permanecían en custodia de la chimenea por la que el mundo vio salir el anhelado humo blanco, acompañado del repique de campanas que sellaba un momento sublime.
Antes esas miles de almas, que lloraban, aplaudían y gritaban emocionadas y esperanzadas, el papa León XIV pronunció una frase que quedará en la memoria, como símbolo de su pontificado. “El mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios”.
Las lágrimas no impidieron que enviara un mensaje de unión y de paz a la humanidad, que reivindicara la caridad de Francisco, y que expresara la gratitud al país latinoamericano que lo acogió durante la mayor parte de su labor sacerdotal y episcopal: Perú.
Los primeros gestos del papa
Si bien volvió a usar el tradicional y llamativo atuendo papal: muceta, estola bordada, la cruz dorada y el roquete, León XIV conservó sus zapatos negros, y no los lujosos mocasines rojos. Con gestos pequeños, pero significativos, deja claro que busca consensos y moderación dentro de la Iglesia.
En una muestra de sencillez, se volcó a saludar al personal del Vaticano, aun con el cansancio y la perplejidad de una noticia abrumadora, que cambiará su vida para siempre y que también puede transformar la vida de millones de fieles en el mundo.
Llama la atención que una niña le extendió una Biblia para que se la firmara, y él, un poco confundido, se detuvo un instante para decir que no sabía cómo firmar: si como Robert Prevost o como León XIV, lo que generó risas entre los presentes.
Miles de fieles en el mundo, que siguieron emocionados la transmisión del anuncio del nuevo papa, esperan de él un abrazo de perdón y una mirada compasiva, como la que tuvo Jesús en su paso por la Tierra.
El Papa se funde en lágrimas de emoción y nostalgia con el pueblo que le espera con los brazos abiertos pic.twitter.com/eFHZP8MxLh
— Alejandro Pantoja |||| (@alejandropntj_) May 9, 2025