Los 133 cardenales que eligen al nuevo papa ya están reunidos en la Capilla Sixtina. El mundo no los volverá a ver hasta que haya humo blanco, la señal de que la Iglesia católica tiene otro sumo pontífice.
En este lugar magnífico, lleno de mística e historia, y en un ambiente solemne y lleno de oración, con el fresco del “Juicio Final” de Miguel Ángel de fondo, como una señal de devoción y fidelidad por la Iglesia y por los pasos de Cristo; se procedió a realizar el juramento de los cardenales.
Este acto estuvo acompañado por la oración de juramento que fue pronunciada por el cardenal Prieto Parolin que dice: “Prometo y juro observar secreto absoluto con todo aquel que no forme parte del colegio de los cardenales electores, y a perpetuidad, sobre todo aquello que esté relacionado directa o indirectamente, con las votaciones y escrutinios para la elección del sumo pontífice”.
Luego, cada cardenal en procesión e invocando la presencia del Espíritu Santo hizo su juramento, posando su mano derecha sobre la Biblia, signo de obediencia y lealtad a la Iglesia católica, así como la promesa de elegir a conciencia y el libertad al nuevo papa.
Cabe anotar que este juramento también fue realizado por 50 personas más, quienes, a pesar de no hacer parte del cónclave, sí participan en labores de apoyo a los purpurados como médicos, personal de limpieza, enfermeros. Ellos están obligados a guardar este secreto y garantizar la confidencialidad de los votos.
Además de este compromiso, hay otras medidas para mantener en absoluto secreto el cónclave. Entre ellas está sellar las ventanas, oscurecer los cristales, así como la instalación de inhibidoras de señal para impedir que desde el exterior haya filtraciones en la Capilla Sixtina, y así los cardenales puedan realizar su elección tranquilamente.
Finalizado este acto, el maestro de ceremonia pronunció la frase “Extra Omnes” (todos afuera), para que todo aquel que no participe de las elecciones abandonara la sala, y se cerraron las puertas. Estas volverán a ser abiertas al público cuando se logre un consenso y se elija el nuevo vicario de Cristo.