Jineth Bedoya se ha convertido en un símbolo de lucha frente a las dolorosas marcas que ha dejado la violencia en Colombia. Cuando cumplía con su labor de informar sobre la guerra entre paramilitares y guerrilleros en la Cárcel Modelo de Bogotá, en el año 2000, sufrió una de las peores experiencias que puede enfrentar una mujer: fue víctima de abuso y secuestro por parte de paramilitares.
Desde entonces, su búsqueda de justicia ha sido imparable, y su caso ha resonado incluso ante la comunidad internacional. No obstante, después de 25 años de resistir ante la impunidad, anunció que desiste en su búsqueda de la justicia.
“Ante la inoperancia de la @FiscaliaCol DESISTO irrevocablemente a mi aspiración de justicia en Colombia. Queda para la historia del país la impunidad de mi caso. Mi trabajo, desde el periodismo, seguirá adelante”, expresó.
Y habló abiertamente de su descontento con los organismos que imparten justicia en Colombia. “El sistema de justicia de mi país no fue diligente ni tuvo la capacidad de resolver a un proceso que se ha denominado ‘emblemático’ frente a todas las pruebas, declaraciones y diligencias practicadas”, dijo.
En una declaración, que podría parecer una derrota, pero que encarna un poderoso simbolismo, Bedoya afirmó: “Desisto, porque no quiero seguir alimentando erróneamente la ilusión de que algún día pasará algo”.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) expresó su respaldo a la periodista y cuestionó la inacción de la justicia frente a los responsables. “Desde hace dos años, la negligencia del Estado colombiano ha permitido que Jesús Emiro Pereira, alias ‘Huevo de Pisca’, siga prófugo. Esto anula un logro fundamental y representa un grave retroceso en el proceso de reparación integral”, señaló la FLIP.
Por su parte, la defensora del Pueblo, Iris Marín, reconoció el camino recorrido por Bedoya. “Su lucha por la justicia, su incansable compromiso con la verdad y su valentía inquebrantable han marcado el camino de miles de mujeres que, gracias a su ejemplo, se atreven a alzar la voz en medio del dolor, el miedo y el abandono”. Y agregó que “acompañar a Jineth no es solo un acto de solidaridad institucional, es un deber constitucional y una responsabilidad ética frente a las mujeres de Colombia”.