El pasado 23 de noviembre el Deportivo Cali cumplió 114 años de historia y como dice la frase popular, nadie le va a quitar lo “baila’o”. Sus hinchas o seguidores, como parece más apropiado reconocerlos en el FPC, pueden repetir como lo hicieron orgullosos por tanto tiempo que fueron el verdadero y único club de fútbol del país, el mejor organizado, transparente, con estadio propio, etc, etc.
Para el inicio del nuevo siglo, la mayoría de equipos mutaron a sociedades anónimas, era imprescindible especialmente para el Deportivo Cali, porque traer asociados para hacer sostenible tanto el equipo como los privilegios sociales, ya no seducía a los probables aportantes. Los asociados eran simpatizantes del equipo, pero no hinchas y por tanto importaba más lo social que lo deportivo, ser asociado les daba estatus, reconocimiento y hasta políticamente fue aprovechado, por eso el Cali se quedó como asociación.
El mercado y la dependencia de tener que vender jugadores para mantenerse como una asociación sólida y viable, les seguía mostrando la imperiosa necesidad de una conversión, como de hecho lo hicieron la mayoría de “clubes” colombianos, solicitud que además fue realizada por Coldeportes de la época.
En el corto tiempo, entiéndase últimos tres años, el precio de no haber hecho la conversión, sumado a las malas administraciones (la auditoría forense confirmará los responsables), la necesidad de mantener a unos súper exigentes asociados que reclamaban mejoras a sus privilegios (dos boletas, piscina, sauna, sede campestre y alguno más), con un deterioro económico que se fue multiplicando en deuda por miles de millones de pesos, nos traen a una realidad que patea la historia y grandeza del “equipo amado” como le decía Pardo Llada, un opinador cubano, el mejor hincha que ha tenido el equipo.
La actualidad es cruel con la gloriosa marca Deportivo Cali, se encuentra en ley 550 de insolvencia, busca la institución un acuerdo con acreedores para no tener que ser intervenida y paralelamente en lo deportivo evitar un descenso, que este año no se dio, gracias a que hay dos o tres equipos más malos.
Los responsables y designados por asociados y seguidores del Deportivo Cali son Humberto Arias, presidente de la institución y Alfredo Arias, el entrenador Uruguayo, en su segundo paso por el banquillo.
Humberto Arias Jr. goza de un apellido que le brinda confianza entre los asociados porque creen que puede repetir las grandes gestiones e inversiones que realizó su padre, Don Humberto, como merecidamente le llamábamos.
La tarea principal de Arias Jr. será cerrar los acuerdos con proveedores (no será fácil), pero lo básico y trascendental, lograr la conversión a sociedad anónima para permitir el fondeo o venta de manera que no afecte los derechos de los asociados y permita que un mecenas o una empresa nacional o extranjera tome las riendas del negocio y tenga el bolsillo para las inversiones que permitan pagar la deuda que hoy es superior a los 140 mil millones de pesos, y le regresen en lo deportivo el orgullo perdido a sus hinchas, con un Deportivo Cali competitivo, que gane títulos, recuperando el sitio que por su historia le corresponde.
Vale decir que la conversión se está adelantando actualmente pero que no será tan pronto como todos quisiéramos, habrá que esperar cerca de dos años y entonces mientras los tiempos se cumplen, Humberto Arias Jr. tendrá que mostrar toda su capacidad administrativa para sobre llevar las cuentas que no cuadran por ninguna parte, sin perder de vista que debe contratar jugadores y no fallar en los compromisos con los acreedores so pena de quedar intervenido, primer paso para su desaparición.
Los rumores apuntan a que se están adelantando conversaciones con el Grupo Pachuca, a través del presidente de Talleres de Córdoba (franquicia del Grupo en Argentina), Andrés Fassi, quien hasta la fecha siempre lo ha negado, pero las pesquisas periodísticas confirman los acercamientos.
El otro Arias es quien tendrá que responder por la cancha, por el tablero, por los puntos y los logros, el primero que no se vuelva a hablar de descenso, poner la mira en título y copas, pero fácil es decirlo y exigirlo, hay que materializarlo y para esto se necesita inversión (plata no hay), buenos jugadores (están escasos) y lo único que puede garantizar Alfredo Arias es trabajo 24/7.
“Estamos armando un equipo con jugadores que tengan hambre de gloria, que sientan el peso de esta camiseta”, le dijo Alfredo Arias al Super Combo del Deporte en Cali, indicando además que nunca promete ser campeón, pero si el hacer un equipo que enamore al hincha por su fútbol y su actitud.
Un Cali de dos Arias, llenos de retos, sueños, compromisos… Mucho en juego, con poco margen de error para este Deportivo Cali 2025, momento para que todos se unan a recorrer esta que es la única vía, el único camino posible, así esté lleno de piedras y obstáculos, será mejor si lo hacen como uno solo.