El Departamento de Guerra de Estados Unidos anunció este viernes el envío del Grupo de Ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN-78) al área de responsabilidad del Comando Sur (USSOUTHCOM) para integrarse al operativo que Washington mantiene en el mar Caribe contra organizaciones criminales transnacionales y el llamado “narcoterrorismo”.
La medida fue confirmada por Sean Parnell, portavoz del secretario de Guerra Pete Hegseth, y supone el refuerzo de lo que las autoridades estadounidenses han descrito como el mayor despliegue en la región desde la invasión a Panamá a fines de los años 80.
¿Qué incluye el despliegue?
Como parte del despliegue del nuevo operativo, Estados Unidos enviará el Portaaviones nuclear Gerald R. Ford (CVN-78), diseñado para operar más de 70 aeronaves y considerado el buque de guerra más moderno del mundo, un Ala aérea embarcada con cazas, helicópteros y aeronaves de patrulla marítima P-8 Poseidon, Grupos de escolta naval con destructores clase Arleigh Burke y otros buques de apoyo/logística, y finalmente Fuerzas de desembarco: parte de un contingente de marines, más de 5.000 según comunicados anteriores, ya desplegados en la región.
Según el Pentágono, esta mayor presencia permitirá mejorar las capacidades de detección, vigilancia y desmantelamiento de actores y actividades ilícitas en el hemisferio occidental.
Contexto operativo y resultados previos
El envío del Gerald R. Ford se integra a una campaña que, en semanas recientes, ha incluido múltiples operaciones contra embarcaciones que Washington califica como “narcolanchas” y que, según informes oficiales estadounidenses, han provocado decenas de bajas en ataques cinéticos en aguas internacionales del Caribe y el Pacífico. Fuentes de prensa y comunicados militares han referido hasta ahora al menos 43 muertos en una serie de ataques, siete en el Caribe y dos en el Pacífico, que han elevado la tensión diplomática con países de la región.
Capacidad y alcance del grupo de ataque
El Gerald R. Ford es la punta de lanza de una fuerza con amplia autonomía operativa: propulsión nuclear, sistemas avanzados de radar y guerra electrónica, misiles guiados en los destructores escolta y plataformas aéreas para patrullaje de largo alcance (P-8). El comandante del portaaviones ha resaltado que el grupo sirve como “fuerza de avanzada” capaz de operar en cualquier teatro cuando se le requiera.
Plazos y despliegue
Medios especializados en movimientos militares indican que el grupo se encontraba desplegado en el Mediterráneo con destructores de escolta, por lo que su llegada al Caribe podría tomar varios días dependiendo de la ruta y logística. Fuentes oficiales no fijaron una fecha concreta de arribo.
Riesgos y repercusiones regionales
Analistas advierten que el refuerzo naval aumenta la capacidad militar estadounidense para actuar en aguas internacionales, pero también puede intensificar tensiones diplomáticas con gobiernos de la región que han cuestionado los ataques previos. La medida se produce en un escenario de alta sensibilidad regional: operaciones contra supuestas embarcaciones narcotraficantes, recrudecimiento de retórica política y preocupaciones por la soberanía marítima de algunos países vecinos.
El Pentágono sostiene que el objetivo central es desmantelar redes transnacionales dedicadas al narcotráfico y proteger la seguridad hemisférica. Pese a ello, organismos diplomáticos y gobiernos regionales seguirán vigilando el desarrollo de las operaciones y las posibles consecuencias sobre la seguridad y la estabilidad en el Caribe.












