Ante la Policía de Bucaramanga fue denunciado un supuesto caso de secuestro, al parecer, cometido por un grupo armado ilegal. La madre del joven presuntamente víctima, quien le contó el hecho a las autoridades, se enteraría días después de un giro inusual que tuvo la investigación.
Lo que llamó la atención de la Policía fue la suma de 750 mil pesos que los presuntos criminales le exigían a la mamá de Juan José Camacho para su liberación. No obstante, las autoridades siguieron las indagaciones y en poco tiempo concluyeron que era un falso secuestro y la única finalidad era estafar a la madre para que su hijo, de 21 años, obtuviera el dinero.
¿Cómo se planeó el falso secuestro?
Todo comenzó hace pocos días, cuando Juan José desapareció. Luego, la madre del muchacho comenzó a recibir fotografías a través de un número desconocido de WhatsApp. De acuerdo con el fiscal del caso, en las fotos enviadas se veía al joven amordazado y en aparente estado de indefensión.
Después, la mamá de Juan José empezó a recibir mensajes de un supuesto grupo armado ilegal que le exigía una cantidad exacta de dinero para liberar a su hijo.
Estos datos fueron corroborados por el brigadier general William Quintero Salazar, comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, y sus hombres, quienes comenzaron a sospechar del secuestro.
“En los mensajes le exigían a su mamá 750 mil pesos, asegurando que lo tenía retenido un grupo armado ilegal de la ciudad”, explicó el brigadier general Quintero.
Más adelante, las investigaciones revelaron que el secuestro era una mentira y que Juan José planeó el autosecuentro para obtener dinero y poder pagar unas deudas. Las indagaciones determinaron que el joven decidió esconderse en zona boscosa de Bucaramanga y desde allí enviaban los mensajes extorsivos dirigidos a su mamá.
Tan pronto las autoridades descubrieron la verdad, organizaron una estrategia para capturar al sospechoso. Tras seguir el rastro de las llamadas, Juan José fue capturado en la Ciudadela Real de Minas en Bucaramanga. En el proceso de detención, la Policía incautó un celular utilizado para enviar las fotografías y los mensajes.
Ante la delicadeza de los hechos, la Fiscalía le imputó el delito de extorsión y un juez le dictó medida de aseguramiento en centro carcelario.