El Gobierno dio vía libre a gastar sin disciplina ni talanqueras, que es -palabras más, palabras menos- lo que significa la suspensión de la regla fiscal, que ha generado voces de rechazo en el sector productivo nacional.
En medio de la estrechez presupuestal y los problemas fiscales que está afrontando el país, se le quitó la clave a la caja fuerte por tres años, lo que implica que no habrá topes ni ataduras para usar los recursos públicos.
María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham Colombia), cuestionó esta decisión. “Antes de romper las reglas, toca ajustar el gasto y actuar con austeridad”, afirmó.
También reaccionó Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP). “No estamos hablando de un presupuesto que esté saneado, el Gobierno ha incrementado los gastos innecesarios para poder tener más contratistas, posiblemente, con fines electorales. Por muchos años, se van a subir las tasas de interés, se encarecen las hipotecas de las familias, las tarifas de servicios (…) Es una irresponsabilidad enorme, no tiene justificación. Hay que echarla para atrás”, señaló.
Incluso, el Consejo Gremial anunció que evalúa una demanda contra el Gobierno por esta causa. “Es una forma de hacer una reforma tributaria escondida”, sostuvo Camilo Sánchez, presidente de esta agremiación.
Impacto internacional: se pierde la confianza
Esta medida no sólo preocupa por el impacto nacional y el peligro de que se les pase la mano con los recursos de las arcas públicas, sino también por el impacto que puede tener en el ámbito internacional.
“Es cierto que el Gobierno heredó grandes retos en materia fiscal, pero su compromiso por la estabilidad macroeconómica pasa por apretarse el cinturón y reducir lo más que pueda el gasto en burocracia. Al invocar la cláusula, el mensaje que interpretarán los mercados financieros es que el Gobierno prefiere gastar, en lugar de estabilizar las finanzas públicas”, aseguró José Ignacio López, presidente del Centro de Estudios Económicos de ANIF.
Y es que el dólar, por ejemplo, ya ha empezado a subir, después de haberse mantenido en un rango de estabilidad. También hay temor de que baje la calificación crediticia de Colombia.
Algunas voces políticas también se oponen a esta decisión. “Endeudará el país sin limitaciones, gastará a manos llenas lo que no tiene y exprimiría hasta el último peso para hacer política. Van a quebrar la Nación”, dijo el concejal de Bogotá Daniel Briceño.
El principal reto será para el próximo Gobierno, que tendrá que llegar a tapar huecos para intentar estabilizar las finanzas del país.