Durante años, muchos lo vieron como el futuro papa. Su nombre sonaba fuerte en los pasillos vaticanos, en medios internacionales y entre fieles de todo el mundo. El cardenal Luis Antonio Tagle, con su carisma, visión misionera y cercanía con las periferiasz parecía encarnar el perfil de un pontífice para los nuevos tiempos. Pero no fue él quien salió al balcón de San Pedro tras la fumata blanca, sino su colega y amigo Robert Francis Prevost, ahora León XIV.
A casi un mes de la muerte del papa Francisco y una semana del cónclave, Tagle rompió el silencio y habló con los medios vaticanos. Su testimonio no solo ilumina el perfil del nuevo papa, sino que también revela cómo vivió él uno de los momentos más decisivos de la Iglesia católica.
Una elección rápida y un Papa que escuchará al mundo
Tagle conocía a Prevost desde hacía años, cuando este último era prior general de los agustinos. “Es un hombre de escucha profunda, paciente, reflexivo”, dijo. “No impone, propone. No presume de su formación intelectual y cultural, pero la tiene. Es cálido, sereno, moldeado por la oración y la experiencia misionera”.
Ambos trabajaban en el Vaticano: Prevost al frente del Dicasterio para los Obispos, Tagle en el de Evangelización. Durante el cónclave, incluso se sentaron juntos en la Capilla Sixtina. Y fue allí donde Tagle presenció el momento en que su amigo alcanzó los dos tercios necesarios. “Alternaba entre sonrisas y respiraciones profundas. Era una mezcla de aceptación santa y preocupación sagrada”, relató. “Recé por él en silencio. Sabíamos que algo trascendente estaba ocurriendo”.
Tagle, el papable que no fue
Cuando le preguntan directamente si se sentía uno de los favoritos, Tagle responde con humildad. “No siendo alguien que disfruta de estar bajo los focos, encontré bastante desconcertante la atención que se dirigía a mi persona”, afirma. Reconoce que la atención que recibió lo descolocó, pero se concentró en su deber espiritual: elegir con discernimiento y oración. “En el cónclave no hay ganadores ni perdedores. Solo se busca el bien de toda la Iglesia. Eso purifica el corazón y da paz”.
Entre Francisco y León XIV: continuidad con acento agustino
La elección de León XIV, agustino, marca una continuidad espiritual con el papa Francisco, jesuita. Para Tagle, la conexión es profunda: “La escuela agustiniana y la ignaciana nacen de una base común: la gracia y misericordia de Dios, que libera el corazón para amar, servir y salir en misión”.
El nuevo papa, formado en Estados Unidos pero madurado en Perú como misionero y pastor, es visto por muchos como un “pontífice de dos mundos“. Sobre esto, Tagle comenta que “la experiencia multicontinental y multicultural del papa León XIV ciertamente lo ayudará en su ministerio y beneficiará a la Iglesia.”
El legado de Francisco: la belleza de la humanidad
Tagle también dedicó palabras sentidas al papa Francisco, a quien recordó con especial afecto. “Su don más grande fue su humanidad. Nos enseñó que ser humanos, incluso en la fragilidad, puede ser una forma profunda de servir a Dios”.
Invitó a los fieles de todo el mundo a contar sus historias con Francisco, a no dejar que su legado se diluya. “Necesitamos redescubrir la belleza de ser auténticamente humanos, y él nos dio el ejemplo”.










