Un infierno vivieron los pobladores de los municipios de Tibú y el Tarra en el Catatumbo, durante la noche del jueves, 15 de mayo. Un ataque con drones dejó 11 personas heridas y acabó con la vida de un niño de 12 años.
El menor estaba acompañado de su mamá en el momento del ataque, que se registró en las veredas 20 de Julio y Tres Aguas, de los corregimientos Versalles y Filo Gringo. La mujer también sufrió heridas y tuvo que recibir atención médica.
La Asociación Campesina del Catatumbo asegura que esta acción criminal está enmarcada en el enfrentamiento entre el ELN y el frente 33 de las Farc. “La Asociación Campesina del Catatumbo rechaza esta acción que viola flagrantemente los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, la utilización de drones en áreas civiles pone en riesgo la vida de personas inocentes, especialmente niños y niñas causando daños irreparables a las comunidades afectadas”, señaló.
El ministro de Defensa habló de “pequeños focos” de violencia en el Catatumbo, a pesar de que la ofensiva criminal sigue a gran escala. “Aunque hemos recuperado el control territorial en gran parte del Catatumbo, aún persisten pequeños focos donde el desespero del ELN los ha llevado a cometer crímenes de lesa humanidad contra la población civil”, dijo en X.
Así mismo, dio a entender que se trata de una retaliación contra los campesinos. “Este cobarde ataque del ELN contra los civiles, fue perpetrado con drones armados que arrojaron explosivos de forma indiscriminada sobre una comunidad que quiere dejar atrás los cultivos para uso ilícito, y avanzar hacia la paz, la legalidad y una vida digna. El mayor temor del ELN es que nuestros campesinos cultiven productos lícitos, que accedan a educación, salud, vías y desarrollo”, sostuvo.
El Catatumbo no levanta cabeza desde el pasado 16 de enero, cuando se profundizó la crisis de la región por los enfrentamientos entre el ELN y disidencias de las Farc. La situación humanitaria sigue siendo alarmante, con casi un centenar de personas desplazadas