En un acto público, y visiblemente molesto, el presidente Gustavo Petro le puso freno a la canciller Laura Sarabia, quien había convocado a la Comisión de Relaciones Exteriores, este jueves, para evaluar el memorando de entendimiento entre Colombia y China sobre cooperación en la franja económica de la ruta de la seda.
Al parecer, Sarabia no le consultó al mandatario, quien no ocultó su molestia. “Citaron a la Comisión Asesora. No. El jefe de las relaciones exteriores de Colombia soy yo, dice la Constitución”, afirmó.
Y es que el presidente viajará a China, en visita oficial, del 10 al 17 de mayo, junto con la canciller. Uno de los objetivos es firmar la Franja Económica de la Ruta de la Seda.
Indudablemente, esta visita y los posibles acuerdos tienen unas implicaciones geopolíticas que ya están generando disgusto por parte de Estados Unidos, principal socio comercial de Colombia.
Esta fue la indirecta, “muy directa” que lanzó el enviado especial del Departamento de Estado estadounidense para América Latina, Mauricio Claver-Carone: “el acercamiento del presidente Petro con China es una gran oportunidad para las rosas de Ecuador y el café de Centroamérica”, dando a entender que Colombia podría ser relevada de ese mercado.
El expresidente Iván Duque, quien había declinado la invitación a la cancelada reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores, también publicó un video sobre el tema. “Al ver el interés del Gobierno Petro, creo que sería algo que no le conviene al país. Podemos seguir manteniendo la relación diplomática con China sin exponer la relación histórica con Estados Unidos”, expresó.
Colombia y sus guiños a China
El presidente Petro aseguró que su visita a China defenderá los intereses del pueblo. En este sentido, sostuvo: “vamos a hablar con Xi Jinping de tú a tú, no como arrodillados”.
Y añadió que la balanza comercial entre ambos países tiene que equipararse, para que Colombia no se vea perjudicada.
Frente a la aseveración del excanciller Álvaro Leyva en su segunda carta, en la que lo señaló de hacerle un desplante al mandatario chino, al quedarse en silencio en una cena, porque quería abordar el tema del Metro de Bogotá, el jefe de Estado desmintió al que fuera uno de sus hombres de confianza.
“El traidor llega y dice: es que me tocó hablar, porque el presidente se quedó callado. ¿Y eso es prueba de qué? ¿Acaso el presidente tiene que estar despierto después de 24 horas y cambiando los horarios? ¡Yo hablé con Xi Jinping, no sea mentiroso!”, aseguró.
Y sostuvo que la Cancillería, en ese momento, lo indujo a un error, que no le gustó al gobierno chino, frente al acuerdo de intención de la Ruta de la Seda.