Francisco ha regresado a la Plaza de San Pedro, al último lugar donde se reunió con los fieles, el Domingo de Resurrección. Esta vez, la procesión fue con su féretro, donde esa misma multitud que lo vio partir por última vez en el papamóvil, le devolvió el adiós entre lágrimas.
Las campanas volvieron a sonar, entremezcladas con los cánticos y lamentos de una feligresía que contemplaba apesarada el cortejo fúnebre, encabezado por los cardenales y escoltado por la Guardia Suiza, una imagen que marca el final de una era transformadora para la Iglesia católica.
La atmósfera lúgubre de esa escena mística y conmovedora, hacía casi palpable la tristeza que vive buena parte del mundo, no solo los católicos, sino también otros credos y sectores a los que Francisco les lanzó una rama de olivo y con los que selló la reconciliación.
No es un adiós cualquiera, es la partida de un hombre carismático y valiente, que “democratizó” la Iglesia, la sacó a las calles y nunca dejó de pedir que rezarán por él, con la humildad que fue su impronta.
El mundo llora al papa Francisco
Su cuerpo ya reposa en la Basílica de San Pedro, donde, contra todo protocolo, hizo una de sus sorpresivas apariciones de los últimos días. Allí, su cuerpo está expuesto para que la gente pueda verlo, acercarse y seguir orando hasta el último momento por el papa que pedía oraciones a diario y que rezó sin descanso por los pecadores, por los más vulnerables, por los que sufrían la enfermedad y el agobio.
“Con gran conmoción, acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal”, expresó el camarlengo Kevin Farrell.
El féretro de Francisco fue ubicado frente a la tumba de San Pedro, el primer papa del catolicismo. Allí, el camarlengo hizo el rito tradicional de rociar agua bendita sobre el cuerpo del pontífice.
La Basílica permanecerá abierta este miércoles hasta caída la noche y volverá a abrir el jueves a las 7:00 de la mañana para recibir a miles de devotos que contemplan un momento para la historia, que indudablemente quedará grabado en millones de corazones.
Este viernes, 25 de abril, a las 8:00 de la noche (hora local), el camarlengo presidirá el rito del cierre del féretro en la Basílica de San Pedro. El funeral será el día sábado, por decisión de los cardenales que se preparan para el cónclave.
Francisco se marcha dejando un legado espiritual enorme y valioso, en un mundo marcado por el escepticismo y la desconfianza, donde sus palabras fueron bálsamo para muchas almas que habían perdido la fe y la esperanza. Se quedan sus reflexiones y su obra, la de un hombre disruptivo y alegre, que nunca perdió la sonrisa ni la cercanía a la gente, esa que muchas veces encontró a Dios a través de sus ojos y de su mensaje.