Cuando el Bucaramanga iba ganando 2-0 al minuto 24 ante Colo-Colo, todos nos ilusionamos. Pero no solo desde el deseo, sino desde la realidad. Bucaramanga era más que el equipo chileno: agresivo, rápido, seguro atrás y con jugadores que insinuaban una gran noche como Kevin Londoño, Sambueza y Luciano Pons.
El cuadro austral se notaba lento, distraído en el fondo y sin mucha capacidad de reacción ante la adversidad tempranera. La pregunta es: ¿qué sucedió? El ‘Leopardo’ se fue dejando meter atrás producto de sus propios errores, y al despertar la técnica individual de los jugadores chilenos, estos se fueron acomodando mejor en el campo.
Un cabezazo de Vidal llegando al área local puso de manifiesto que Bucaramanga, a pesar de la ventaja, estaba en problemas. La llegada por la banda izquierda, donde Correa y Aquino se juntaban, desnudó los problemas defensivos de un Aldair Gutiérrez que fue artífice de la asistencia del primer gol.
La jugada penal para Colo-Colo se produjo por una desatención defensiva de Gutiérrez. Fue sorprendido por la velocidad del atacante y al quedar en posición de desventaja, intentó corregir con la mala fortuna que tocó sutilmente al atacante y lo derribó.
Con el penal y el gol de Colo-Colo al minuto 37 el partido estaba 2-1 y sonaban campanazos de alarma. Los chilenos reaccionaron y descontaban, mientras el local seguía cometiendo errores propios de un equipo donde la jerarquía para levantarse de la adversidad no aparecía y así terminó el primer tiempo. Todos esperábamos que se acabara el primer tiempo para corregir y en la segunda etapa confiábamos a que volviera a ser como al inicio.
Bucaramanga volvió a insinuar en los primeros minutos, pero poco a poco volvió a caer en los mismos errores. Errores de entrega, desconexión de sus hombres y sin embargo la fortuna le volvió a sonreír para marcar un golazo de cabeza con Carlos Henao.
Otra vez Bucaramanga tenía una ventaja de dos goles al minuto 56 con el 3-1. Los laterales son de sus puntos débiles en el tema defensivo, y sino revisen la posición de Hinestroza que sus rivales conocían. Mauricio Isla se fue al ataque y le ganó la posición para anotar el 3-2 en un remate que Aldair Quintana sacó desde dentro del arco.
El técnico Almirón hizo cambios inmediatamente y movió sus fichas porque entendía que mentalmente el ‘Búcaro’ estaba tocado y había que seguir atacando. Leonel no tocó el equipo cuando el partido estaba dado para contragolpear y cantado para Jhon Vásquez, pero el técnico decidió ingresar primero a Peñaranda y Zapata. En el medio necesitaba un jugador para controlar la pelota y que fuera la rueda de auxilio para un Sambueza agotado y sin ideas.
Colo-Colo aprovechó una jugada por derecha donde se equivocó Hinestroza nuevamente, desatendiendo la marca, y Correa anotó el 3-3. Durísimo golpe para un equipo que tuvo una ventaja de dos goles por grandes espacios del partido.
Jhon Vásquez ingresó al partido tarde (min. 85) y ya el tiempo no alcanzó. El resultado duele y es amargo, pero no podemos hablar de justicia porque Bucaramanga insinuó pero sus errores lo enterraron. Colo-Colo aprovechó las ventajas de Bucaramanga y la capacidad de sus jugadores.
La realidad es que Bucaramanga no supo manejar la ventaja. Sus jugadores mataron al tigre y se asustaron con la piel, y cuando había que meterle mano a la nómina Leonel fue demasiado lento.