Tras la muerte del asesino capo Pablo Escobar Gaviria, su familia se vio obligada a exiliarse en Argentina y cambiar de identidad por razones de seguridad. Su hijo Juan Pablo, quien ahora es conocido como Juan Sebastián Marroquín Santos, es arquitecto, diseñador industrial y escritor. Actualmente, se dedica a ofrecer conferencias en diversas cárceles, transmitiendo un mensaje claro: el legado nefasto de su padre no debe repetirse.
En una de sus publicaciones más recientes mostró que viajó a la Ciudad Juárez en México, que en este momento se encuentra azotada por la violencia, narcotráfico y grupos clandestinos que reclutan jóvenes y desaparecen personas.
En la publicación cuenta que habló frente a 2.200 personas en la cárcel El Cereso y afirma: “No fui a ver a nadie en especial; fui a abrazar a quienes no gozan de la preciada libertad”.
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Su campaña para un mensaje correcto a la ciudadanía
Dentro de las charlas que realiza, Marroquín habla sobre las consecuencias del narcotráfico y las dificultades que trae para las familias de los criminales. Además, respecto a los retos que sufren las sociedades latinoamericanas para los procesos de reintegración de los presos.
En el mismo post de Instagram, Sebastián se solidarizó con los presos a los que visitó diciendo: “¿Quién les dará trabajo cuando salgan? ¿Cuántos volverán? Me fui abrazando a víctimas y victimarios, pidiendo a Dios que ponga paz en sus corazones.”
Marroquín Santos compartió su experiencia en sus redes sociales, destacando el impacto de la visita y reflexionando sobre la importancia de brindar segundas oportunidades a quienes buscan redimirse.
Al concluir su intervención, fue despedido con una ovación que dedicó a todas las víctimas de la violencia, tanto las de su criminal padre como las de los reclusos presentes. Su mensaje resuena como un llamado a la sociedad para facilitar la reintegración de quienes desean alejarse del camino del mal y construir un futuro en paz.