Redacción La Lupa News
El pico y placa en Bogotá afecta cada día más el bolsillo de los ciudadanos. Hace más de dos décadas, en la capital se implementó esta medida de contingencia como una alternativa temporal para ayudar a regular el tráfico en la ciudad. Sin embargo, con el paso de los años, se volvió obligatoria.
La historia del pico y placa comenzó en 1998 y en los 26 años que completa la medida ha tenido 15 reformas o modificaciones. Es decir, cada alcalde o alcaldesa ha tenido su propia visión sobre la movilidad y esa visión se ha visto reflejada en los ajustes o endurecimientos de la medida.
Actualmente, la restricción para la circulación de los vehículos, según la placa par o impar, se extiende por 15 horas diarias de lunes a viernes. Pero ahora no es solo entre semana, porque los fines de semana y puentes festivos se han implementado planes piloto bajo el argumento de mejorar la movilidad en las entradas o salidas de la ciudad.
El concejal Óscar Ramírez Vahos, autor del Acuerdo 932 de 2024, que obliga al distrito a realizar periódicamente estudios técnicos antes de implementar ajustes en la circulación vehicular en Bogotá, dijo que era necesario contar con esos estudios para tomar mejores decisiones.
“Sabemos lo importante que es para Bogotá y los bogotanos el cambio en la medida de pico y placa y por eso decidí impulsar el requerimiento técnico antes de seguir modificando de manera creativa esta medida que está por cumplir 30 años y que aún no resuelve el problema de movilidad en la ciudad”, expresó.
Hoy en día se brinda la posibilidad de un “pico y placa solidario”, que consiste en pagar por evitar la restricción obligatoria de la medida. El recaudo por este concepto se destina al mejoramiento del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) y al subsidio de pasajes en el SITP para las poblaciones como adultos mayores y beneficiarios del Sisbén.

Compra de vehículos dispara el colapso vial
El aumento de automotores en la ciudad, pone en jaque la operatividad vial. En cifras de la Secretaría de Movilidad de Bogotá, en lo corrido de este año, el parque automotor superó los 2.7 millones de vehículos y se estima que para el 2025 se alcancen los 3 millones. Desde la Alcaldía Mayor las acciones se enfocan al fortalecimiento del pico y placa y no en la malla vial.
La planeación ha sido deficiente en proyectar el crecimiento vial frente al incremento del parque automotor. Bogotá tiene un atraso en su infraestructura vial de más de 20 años, rezago que contrasta con el crecimiento exponencial en la compra de vehículos.
Otro factor que complica el panorama es el impacto ambiental y en la salud pública. A pesar de los esfuerzos por disminuir la cantidad de carros en circulación, los niveles de contaminación en Bogotá siguen siendo alarmantes. La capital no ha logrado cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire, principalmente debido al uso masivo de vehículos privados. El pico y placa contribuye de manera puntual a reducir la circulación, pero no ha sido suficiente para mitigar los efectos a largo plazo de la contaminación y sus consecuencias en la salud de los bogotanos.
El servicio de transporte público también se ha visto impactado por el colapso en la movilidad. Mientras algunas personas le hacen el quite al pico y placa pagando la tasa solidaria, comprando otro carro o una motocicleta, la población de menores ingresos debe recurrir al SITP, el cual no da abasto para la demanda de pasajeros.
El Sistema Transmilenio cuenta con cerca de 35,000 colaboradores y una flota total de 10,573 buses, los cuales realizan en promedio 4 millones de viajes al día. La capacidad operativa del sistema está al límite por los “colados” y por la sobredemanda del servicio, incrementada con la extensión de la jornada de pico y placa a 15 horas diarias.

Impacto al bolsillo de los ciudadanos
Tener un carro es un sueño para la mayoría de los colombianos. En una encuesta reciente, el DANE reveló que los estratos 1, 2 y 3 son quienes poseen más vehículos en Colombia, reportando que el 14,25% de los hogares tiene un automotor.
Los gastos de sostenimiento de un automóvil son altos en contraste con el salario mínimo percibido por la mayoría de hogares. Desglosado en cifras, un carro con un valor de hasta $54,057,000 deberá pagar al distrito, por concepto de impuesto, el 1.7% del valor, aproximadamente $918,969, sin contar los costos de mantenimiento, revisión técnico-mecánica, SOAT y combustible.
Históricamente, se ha venido atacando la congestión vehicular, pero no la problemática de fondo. A la capital del país le hacen falta nuevas vías y la optimización del transporte masivo. La falta de proyección en el pasado da como resultado el colapso que hoy se padece.
Se hace necesario un trabajo articulado entre el gobierno nacional, el legislativo y el Distrito Capital, con el fin de tomar estrategias que impacten urgentemente esta problemática. Ante la falta de propuestas que solucionen de fondo la inversión en proyectos viales, desde el Congreso de la República se han avizorado iniciativas que buscan mitigar la afectación en el bolsillo de los capitalinos.
Ejemplo de esto es la iniciativa impulsada por Andrés Forero, representante a la Cámara por Bogotá, quien propone modificar la ley 488 de 1998 en relación con el impuesto sobre vehículos automotores. El objetivo principal es deducir el periodo de causación de impuesto, por motivos de restricción vehicular de pico y placa por parte de los gobiernos locales, haciendo efectivo el cobro del impuesto por el uso efectivo y real del vehículo, logrando así una liquidación justa conforme a la utilización del automotor.